viernes, 31 de octubre de 2008

Breve historia del irreverente PERRO AZUL



Desde Barcelona, las irreverencias de Rafael Díaz expresadas en Perro Azul, definen la actitud creativa de su autor que ha continuación se presenta, y ha sido enviada desde la Galería Cuixart. Sí, es una forma de interpretar una historia, un perfil de mirar los avatares, la suerte o las condicionantes que el autor respira para convertirlo en materia artística. Pero ante todo para quienes hemos compartido momentos con Rafael, tanto en su natal Ecuador como en su entrañable hogar en Barcelona, nos quedamos, además de sus propuestas estéticas con la calidez y la esperanza que brota el ser humano que todavía es, y creo lo seguirá siendo. La foto es de Rafael Díaz (izq) acompañado de Ramiro Oviedo (der) en Barcelona, en 2007. Efrain Espinoza

Breve historia del irreverente PERRO AZUL
El potencial creativo de Rafael Díaz está nutrido de colores, anécdotas y ceñido a sus raíces tradicionales, en principio, su origen campesino será evidente, el número dos de ocho hermanos, a su temprana edad, con 15 años emigra a la ciudad grande: Quito, capital de Ecuador. Sus sueños de estudiar arquitectura se frustran porque condiciones económicas no le permiten, para sobrevivir tiene que hacer variados trabajos, entre ellos, la de carpintería por el día y por la noche estudiar. Así se labra su esperanza día a día. En el largo camino de aprendizaje va conociendo la pintura de otros artistas, de galería en galería y de taller en taller, curioso ambicioso y soñador, estas cosas también despiertan en Díaz motivaciones políticas y revolucionarias que lo llevan de la mano a conocer a intelectuales y artistas comprometidos con esos sueños de cambio. Conoce a Guayasamín y admira como trabaja y crea sus cuadros de gran contenido social.
Los movimientos estudiantiles contagian a Díaz ese canto de esperanza y reivindicación social y enfila su militancia contra las dictaduras represivas en América liderada e impuesta por el imperio del norte, EUU.
El realismo social cala hondo en Díaz estos dramas al igual que lo que está ocurriendo en Vietnam.
Díaz toma conciencia de la situación social y se integra a la militancia en el partido comunista Marxista Ecuatoriano. Sus pinceles serán el arma de combate en contra del enemigo (el imperio del Norte, EEUU).
El realismo social será su expresión contagiosa, decidida, durante los años setenta y principios de los ochenta, esto influenciado por los muralistas mexicanos. Pero en el camino hay que dar saltos para llegar lejos, a mediados de los ochenta abandona el realismo social y emprende su búsqueda, esto no es bien mirado por sus camaradas, el decide cambiar y hay que cambiar, y rápido.
Un boceto titulado "Danza de los inocentes" será su referente de cambios, este boceto referido y cuantos otros, se puede observar como Díaz ya levita con sus personajes anónimos, y también observamos cuerpos sin cabeza o manos atrevidas que se deslizan acariciando piernas femeninas mientras la fiesta continua muy animada. Díaz comenta que es atrevido al introducirse en aquellas fiestas sin ser invitado, "que más da, a mi quien me va invitar, si nadie me conoce, peor esta gente de clase media y alta, yo un muchacho provinciano, despistado en una gran ciudad".
Díaz dice que la fiesta tiene que continuar por que el lo decide, ahora es el dueño de la fiesta, baila y se divierte mejor que nadie, descarga su morbo e insta a más fiestas y los ridiculiza, se ríe de si mismo y dice "todos tenemos derecho a hacer una fiesta y celebrarlo aunque sin disfraces...
Nace una etapa romántica, "estoy enamorado" dice. Observa como las parejas en las calles, bares y parques ocupan su mejor lugar para aprovechar mejor su momento de placer... parejas abrazadas besándose, entrelazados en un sólo íntimo de modo interminable como que el mundo acaba y hay que aprovechar todos los segundos que nos queda de existencia.
Grandes telas serán vistas y colgadas en salones y galerías, Díaz a roto el miedo de la gran ciudad, atrás queda su labor política sindical pero nunca dejará de pensar e la injusticia que campea en el mundo.
De momento recuerda su infancia en su pueblo natal y querido Urcuqui. "Tiempos de ira a la iglesia católica, aprender todo con obediencia y sumisión esa fue la escuela de la colonia en América sin olvidar el asalto feroz y agresivo colonial que interrumpió el desarrollo cultural de nuestros pueblos", dice. Pero esto tenia un guión, y el papel macabro de la iglesia católica estaba bien dirigido para consolidar sus crueles propósitos de invasores.
Estos temas de crítica y denuncia se verán a inicios de los noventa (1993) en las salas de Gran Centro Femenino de Cultura en Guayaquil. Más adelante en 1995 en el Museo Antropológico del Banco del Pacífico serán descolgadas sus obras por obscenas y duras, aludiendo que son nocivas para la buena conducta de la sociedad y esto es ofensivo. (La trilogía de siempre, la más peligrosa)
Esta censura, enorgullece a Díaz, como un gran triunfo, claro está recordar algunos títulos sugestivos como "Archivo secreto S.A. ¿Y si pecamos padre? No os preocupéis hermano, lo celebraremos con vino." Obra de gran formato, óleo s/t, donde simula una pareja sentada en el diván, una monja risueña y feliz acostada en las piernas del cura mordiendo su oreja. O como "Confesiones en el bosque bajo la sombra de las hormigas" 1995, en un jardín el cura y dos mujeres coquetean con el, o "la persecución en el bosque por haber descubierto los secretos del vino" 1995, una monja semi desnuda gritando ansiosamente ser descolgaba por un cura ebrio. Temas de esa época que cuestionan a la iglesia corrupta y siniestra, disfrazados de representantes de Dios.
La década de los noventa es de gran producción, felicidad y crecimiento. Díaz ya tiene su familia, su compañera Ivonne y su hija Rafaela que lleva nombre de la madre y el padre. Díaz sigue soñando y echa a volar sus personajes, levitación, tema que explora entre el humo y la urbe y más acompañantes, perros y mujeres tomando el control del hogar y las instituciones. Echando a volar a sus maridos, hacer que estos cuerpos carentes de peso floten en el espacio de humo, ahora todo se convierte en humo nicotínico, viciado y contaminante. Al extremo ya se nota la presencia de personajes sin cabeza, humeantes paseando por las calles de New York, París o en los salones. Díaz nos quiere decir que el hombre a perdido la cabeza, aunque no el poder. Esta representación nos quiere revelar que el ser ha perdido su identidad y que va a la deriva, el mundo esta loco y sin control. Él nos dice que hay responsables de la mala situación en que la humanidad vive, la concentración de la economía está en pocas manos y estas son personas responsables del mal que ataña a nuestro planeta.
El perro ya tiene color, antes un perro flaco con tres pulgas al lomo es el personaje que aparece en sus cuadros, paseando por la calles de Quito, N.Y. va y viene, cruza el charco, se pasea por París, va y viene, ya es muy notorio este perro, ahora no esta tan flaco y ahora toma un color azul, verde y a veces rojo. Definitivamente es AZUL. Como Díaz a sido tildado por la crítica de irreverente, el perro toma su nombre y se llama "irreverente perro azul".
En el 2002, después de su exposición en la Galería Gilbert Saili en Francia el 2001, inaugura en Barcelona en el Ateneo de Igualada. Su exposición titulada "Irreverencias de un perro azul". Este tema es recogido por un equipo de jóvenes cineastas y están trabajando en rodaje en Barcelona, París y Berlín.
Díaz cruza el charco huyendo del siniestro atentado a las torres gemelas en N.Y. Llevando consigo su obra y su ya tradicional perro azul, quiere conocer a Picasso de cerca, la fase erótica se inaugura en Barcelona en el 2001. Gran pretexto para viajar a Barcelona. Será el inicio de una etapa llena de aventura y decisiones que no constan en el itinerario. Al pasar cuatro meses en Barcelona se siente disgustado y en condiciones de inmigrante, como cualquier otro persona extranjera sin documentación y que su Visa esta vencida. Calvario y descontento, hay que trabajar para comprar papeles, largo disgusto que es superado por la cercanía a París. Constantes viajes hacen que conozca gente, su amiga Amparo será el enlace de todo lo bueno que ocurre en París. Dos primeros premios internacionales en salones de París 2004-2006 y el enlace con Fransua de la Galería Eddifor.
Erosión, tema de actualidad, trabajado entre Barcelona y París, en medio de disgustos e impaciencias por no tener tiempo para pintar y estar alejado de su familia. Pero lo que produce, nos cuenta Díaz, ya no es un cuadro más, Díaz a madurado mucho. Pese a estos contratiempos, su obra es sólida, convincente y de gran factura, se siente más seguro y se encuentra en plena consolidación de su carrera artística. 2006, Díaz sigue soñando, no lo detiene ni la triste perdida de su amada compañera Ivonne. La serie erosión asusta a muchos, mientras que otros admiran sus cuadros por su gran decisión.
Como anécdota nos comenta: Alguien llama a Díaz, que pasaría por la Galería Graciaart Barcelona 2008 para entrevistarlo, su primer pié en la galería... y dice – "Esto es macabro", no tienen cabeza -. Mientras Díaz celebra estas impresiones, - nunca me enteré si los publicó o no, igual... el humo sigue su curso contaminando la atmósfera – dice Díaz, pero hay algo especial en la muestra, algo que llama la atención: una instalación, propuesta con su debida dosis de picardía y sugestiva idea de llamar la atención, una mesa con mantel blanco en ella destaca una bandeja llena colillas de cigarrillos, copas de cristal, vistosos cubiertos y una tarjeta que anuncia discretamente un menú completo 58€. Bajo la mesa simula una pareja de maniquíes en posición amorosa, esto se nota, piernas de mujer abiertas con zapatos y medias a colores, mientras que las del hombre se encuentran entre ellas con los calzones casi cubriendo sus zapatos. Esto llama la atención a cuantos transeúntes pasan por la calle, miles de paseantes, niños, jóvenes y mayores se detienen, regresan para mirar mejor y llevarse una fotografía de recuerdo.
2008, octubre negro, tiempos de bolsas caídas por los suelos y ladrillos devaluados y desplazados, susto y nervios de impacto mundial, la crisis se desata y transciende el desempleo.

OCTUBRE 2008
Puertas abiertas en la Fundación Cuixart, calle Montcada nº 7 cerca del museo Picasso Barcelona. En la entrada, una instalación del irreverente Rafael Díaz, al fondo a la izquierda como siempre señala la flecha para llegar al lavabo. En el suelo un inodoro a disposición pública para sus necesidades, en la tapa se lee algo que dice "Cagar es un acto de sufrimiento y meditación.", papel higiénico tirado en el suelo, a 5 metros de altura un tanque de agua (que no lleva agua) colgada con su respectiva cadena para tirar el agua, en este caso no es cadena sino una cuerda verde.
Entrando, lado derecho inferior, una fila anárquica de ladrillos viejos recogidos en la calle que tienen una riqueza natural después de tantos años de soportar paredes, ahora desplazados. "Ya no eres útil, la reforma me ha desplazado".
De una prudente altura cuelga una maleta con dos piernas de mujer, estas llaman la atención. En una de sus piernas se puede leer "me gusta viajar".
A continuación, en la misma pared, más de cien papeles de corto tamaño que hace una medida de 2,50 m x 2 m, como si fuese un mosaico. En su cartel anuncia "Recetas para montar una bicicleta y superar la crisis: parte 1, 2, 4, 5, etc., etc., etc.".
Una vez recorridos unos 8 metros y observando esta pared, regresamos y nos llama la atención bolsas que cuelgan de altura peligrosa, pintorescas desde luego, cuelgan de cuerdas de colores rojo, verde, azul indistintamente hasta llegar aproximadamente al suelo. Algunas dicen algo "Soy una bolsa con escombros", otra dice "Bolsa: utensilio útil para guardar cosas", otra "Sí esta bolsa cae al suelo corre el riesgo de romper lo que lleva", otra dice, "¿Sí esta lleva huevos? se jode más aún".
También se puede ver un marco viejo pintado de rojo que enmarca una baldosa vieja y de rico colorido y su diseño también es viejo.
Tema de la exposición, Levitación: Un personaje trabajado de forma tri dimensional, este luce abrigo, zapatos rojos, cuelga del techo y de su cuello simula salir humo. Esta trabajado con alambre y se desplaza a lo alto de la galería y como de costumbre en su mano derecha lleva un tabaco ya gastado o quemado.
En el segundo nivel subiendo por las escaleras se puede encontrar un cuadro "Levitación en azul" de gran formato, seguidamente, "Hotel Okupa" el personaje central no tiene cabeza como de costumbre y lleva una maleta, un cuadro en formato vertical titulado "Lavabo" tema recurrente o nuevo en estos tiempos de caída de ladrillos. Siguiendo la escalera nos encontramos con "Lavando trapos", obra de gran formato con personaje fumando y sin cabeza.
Otros cuadros de pequeño formato que enseñan piernas de mujeres, zapatos rojos y verdes que corresponden a los que usa el pintor. "Una fiesta más" nos recuerda otros tiempos, formato grande, tonos rojos y sus personajes están de cabeza como enseñando que así va la sociedad. "Mujer pintando", obra llamativa y bien tratada, otra obra grande que nos recuerda como que está parió a la instalación de un menú completo por 58€. Finalmente, "Decisión a tiempo", personaje sin cabeza frente al urinario, tirada en el suelo una colilla humeante y en el inodoro se puede apreciar como que alguien tomo decisiones de tirarse por él y se quedó atrapado, los zapatos y parte de sus piernas.
Esto es lo que Díaz nos regala con esta muestra en medio del caos económico y la recesión o caída del sistema capitalista. El sueño de Díaz continúa, ya nos anticipa la serie INERCIA y sus esculturas, es un tema pendiente y que en el cualquier momento nos dará la sorpresa.
Nos despide con un abrazo solidario, vale la pena soñar en un mundo diferente, que es posible.
Barcelona, 2008 - Rafael Díaz