miércoles, 3 de octubre de 2012

El encuentro del cóndor y el colibrí

Foto: En Eivissa, de izq a der: Gabriel Torres Chalk, Vicente Valero, Diego Velasco y Antonio Vidas

El encuentro del cóndor y el colibrí
Por Efrain Espinoza Falconi
Eivissa, equinoccio de otoño 2012
Bona nit a totom! Moltes gràcies per assistir a aquest esdeveniment. Moltes Gràcies al club Diario de Ibiza i especialment a Rita per la immediata resposta d'acolliment perquè aquesta esdeveniment pugui celebrar-se

Tengo demasiadas dudas y pocas certezas asimiladas para presentar el contenido de una charla a la que su autor la ha denominado LA COSMOVISION ANDINA, todas las dudas se acumulan, evolucionan y se transforman en busca de respuestas que apenas se producen en la esfera de la magia, del mito, de la creación y la espiritualidad, para intentar entender a la existencia de nuestras sociedades y su relación inmediata con el cosmos, y eso atormenta, agobia, pero al mismo tiempo es una clara manifestación de una placentera liberación a través precisamente de la imaginación.
En cambio mis certezas se inscriben en el plano de una racionalidad heredada de la cotidianidad y de las esferas institucionales en dónde, creo que artificialmente se configuran nuestras actuales sociedades y consecuentemente de estructuras conceptuales, que más bien empequeñecen a la paridad humana de la sensibilidad y su trascendencia. Y esto ocurre en las modernas civitas, en dónde la paridad primordial pierde cualidades de identificarse en unas coordenadas geográficas, espaciales e históricas.
Por lo que en conclusión, no quiero adelantar: ni mis dudas ni mis certezas, apenas quiero significar el contenido de esta charla, que para comenzar como manifestación simbólica bien se podría decir que es el encuentro del cóndor y del colibrí, y, que como actitud de vida, es la aceptación de cada uno de un procedimiento estelar sobre el que es preciso reflexionar y aportar nuevos referentes y paradigmas ,más allá de la esfera conceptual que en vez de caminos estelares ha creado fronteras, en dónde más allá de conciliaciones y complementariedad ha generado desigualdad.
Y con apenas aportar esta simbología: la del encuentro del cóndor y el colibrí, ya he aportado algo, aunque esta aportación ya sea evidente, pero como sé que no lo es, por lo que es necesario una corta explicación. Que Diego contenga la simbología del colibrí y que Gabriel lo sea del cóndor, curiosamente se ajusta al propio imaginario de cada uno de ellos. Tanto Diego Velasco Andrade, arquitecto y antropólogo cultural con residencia en Quito, en la Mitad del Mundo, así como Gabriel Torres Chalk, doctor en filología y con residencia en la Isla de la diosa Tanit, es decir provenientes los dos de espacios geográficos rituales y provistos de energía milenaria, no es ni mucho menos la primera vez que coinciden, suelen hacerlo precisamente en equinoccios o en solsticios, y esto sin pretenderlo, llamémosle ‘azahar’ solo para no señalar que ha hay una intencionalidad.
Pero: ¿De qué imaginario estamos hablando? Gabriel Torres Chalk afirma haber tenido sueños recurrentes de volar y de tener amplias alas para explorar montañas e integrarse en mitos y simbologías, y no en vano su libro Malku, las alas del cóndor es su duda y el encuentro con sus sueños expresados poéticamente, y hay más su especialización en literatura latinoamericana y su continuo transitar por Bolivia, Ecuador, Venezuela, y de próximas visitas a Guatemala y Colombia,
Por su parte, el que Diego sea un colibrí, tampoco es en el plano simbólico algo descabellado, es que Diego asegura haberse visto colibrí en algún rito ancestral con ayawashca, y su misión cotidiana, efectivamente cumple la de aquel pájaro ecuatoriano capaz de sostenerse en el aire mientras transmite entre la vegetación las redes y las conexiones necesarias para la insistente complementariedad de la vida.
Y para entendernos sin el mito: El que Gabriel Torres Chalk sea quien presente a Diego Velasco Andrade, esta noche, no es de ninguna manera una casualidad, es que considero que es el enlace más idóneo, que se me ha ocurrido llamarle el encuentro del cóndor y del colibrí. Y también comentar que la presencia en Ibiza de Diego Velasco, por segunda vez, ya que estuvo presente en la edición de 2010 de Ibiza Puerto Mediterráneo de Libro, esta vez se produce por un alto en su ruta hacia Bélgica para la defensa de su doctorado, y precisamente que trata la temática de esta noche. Y para finalizar apenas quiero decir, que en lo personal agradezco mucho la disposición de Gabriel por unirse a esta propuesta, y que quiero dar la bienvenida, una vez más a Diego Velasco a este hermoso lugar en dónde permanezco por más de una década.
Y ahora, ya para ir entrando en materia, escuchemos a Gabriel Torres Chalk.
Muchas Gracias.

lunes, 24 de septiembre de 2012

LAS ALAS DE LA GLORIA, del nicaragüense Sergio Ramirez se presenta en el Centro de Arte Moderno de Madrid

El Centro de Arte Moderno se complace en invitar al homenaje al escritor nicaragüense Sergio Ramírez por sus 70 años de vida y 50 en las letras, en donde el autor dialogará con el público y presentará su libro “Las alas de la gloria” edición especial de cien ejemplares firmados y numerados, realizada por Del Centro Editores.
Centro de Arte Moderno. Calle Galileo 52, Madrid, el día viernes 28 de setiembre a las 21 h.
Las alas de la gloria. Texto de Sergio Ramírez. Ilustraciones de Agustín Esteban Escalante. Del Centro Editores. Madrid. 2012. Primera edición. Edición artesanal y única de 100 ejemplares numerados y firmados por el autor y el ilustrador, impresos en papel Fabriano en rama, en carpeta y estuche especialmente diseñados, cubiertos en tela y papel estampado a mano. ISBN: 978-84-92816-96-5
Sergio Ramírez Mercado
Nació en Masatepe, Nicaragua, en 1942. Ingreso en 1959 a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de León.
Fundó la revista Ventana en 1960, y encabezó el movimiento literario del mismo nombre. Al mismo tiempo participó en la resistencia cívica de los estudiantes contra la dictadura de la familia Somoza. Se graduó con el título de doctor en derecho en 1964, Medalla de Oro como mejor estudiante de su promoción. Fue electo dos veces, en 1968 y en 1976, Secretario General de la Confederación de Universidades Centroamericanas (CSUCA), con sede en Costa Rica. En 1968 fundó la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA). En 1977 encabezó el grupo de los Doce, formado por intelectuales, empresarios, s ace rdotes y dirigentes civiles, en respaldo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en lucha contra el régimen de Somoza. En 1979, al triunfo de la revolución, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Fue electo vicepresidente en 1984. Desde el gobierno, presidió el Consejo Nacional de Educación y fundó la Editorial Nueva Nicaragua en 1981. En 1996 rompió con el Frente Sandinista, y se retiró de la política para retomar su vida de escritor. Sus libros han recibido, entre otros, los siguientes premios: De Tropeles y Tropelías (1971), Premio Latinoamericano de Cuento de la revista Imagen, Caracas; ¿Te dio miedo la sangre? (novela, Monte Ávila, (Caracas, 1978). Finalista del Premio Latinoamericano Rómulo Gallegos, 1979; Castigo Divino (novela, Mondadori, 1988), Premio Dashie Hammett 1990, Guijón, España; Un baile de máscaras (novela, Alfaguara, Madrid, 1995), Premio Laure Bataillon 1998 al mejor libro extranjero traducido en Francia, (publicada por Payot-Rivage, Paris 1997); Margarita, está linda la mar, (Alfaguara, Madrid, 1998), Premio Internacional de Novela Alfaguara 1998, otorgado por un jurado presidido por Carlos Fuentes; Premio Latinoamericano de Novela José María Arguedas 2000, otorgado por la Casa de las Américas, en La Habana, Cuba; Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, Santiago de Chile, 2011.

sábado, 15 de septiembre de 2012

ECUATORIAL

ECUATORIAL

47 poetas cantan a su patria
Editorial Zero´s Publisher
Depósito Legal DL-I-114-2012
Género: Poesía. Páginas 126
Formato: 20,5 x 13,5 cm
Selección y prólogo: Diego Velasco Andrade

Fuimos hace siglos, los Amantes de Sumpa
Ecuador: 256.370 kilómetros recortados en el mapa; tierra incógnita atravesada por una línea que no divide sino que une al planeta, bajo cuya piel germinan 20.000 especies de plantas; 2.500 especies de mariposas; 3.043 especies de orquídeas; medio millón de especies de invertebrados y 370 especies de mamíferos, correteando páramos, montañas, valles, archipiélagos y bosques tropicales...
Más de 27 nacionalidades y pueblos ecuatoriales que tejen y se dibujan en un tapiz multicolor: arco iris de selva, fuego volcánico, arcilla y agua. Quizá más que una línea atravesando a GAIA o Allpa Mama, la madrea Tierra, somos el rincón del planeta que aún el apetito voraz del pirata no ha podido y nunca podrá devorar.
Fuimos hace siglos, los Amantes de Sumpa lapidados sobre la arena en un acto de amor; o Quitumbes y Liras engendrando después del diluvio a Guayanay la golondrina; hijos del Chusig duende y mago; de Juan de Velasco el cura fabulador de plantas, reinos mágicos y animales; o los míticos Condorazos gigantes volcánicos hijos del taita Chimborazo y de la mama Tungurahua.
Herededros de Alfaro insertando su ferrocarril en la nariz del diablo; obreros de la ría o de Aztra masacrados por el poder del gran señor, sepultados bajo cruces reflotando en el agua; pero más allá mucho más allá de los 14 millones de mujeres y hombres del Ecuador continental, más que el millón de ecuatoriales viviendo en ultramar; más que series de números congelados en un chip o las redes sociales; seremos siempre más, muchísimo más que bocanadas de humo en el hocico de un imperio que moribundo boquea, pero que aún lanza llamas.
Pero también Ecuador, más que geografía equinoccial, constituye también una geo-poética: un país de grandes e innumerables poetas y sin embargo tan poco conocidos, tan poco valorados, tan “sin nombre” en los días de la semana literaria americana y, a pesar de ello, tan imprescindibles para configurar nuestra singular geografía tropical, telúrica, acuática, insular y volcánica.
Tal como los grandes poetas nuestros de la vanguardia: Jorge Carrera Andrade, el mayor de todos: “aquel poeta andino y planetario a la vez”, seguido en su verbo de identidad telúrica por los Alfredo Gangotena, Gonzalo Escudero, Hugo Mayo, Miguel Ángel León, o el fakir cañari: César Dávila Andrade, también germinaron en este país desde los años sesenta como dorada mazorca, otros poetas menos conocidos a los que hemos incluido en esta compilación como muestra tangible de un proceso poético, estético y generacional inacabable…

Mientras en el Ecuador continental, se están constituyendo nuevos paradigmas, nuevas propuestas, nuevas utopías, una sociedad del “buen vivir”, del “bien estar”, del Sumak Kawsay quechua, del Alli Kawsay kichwa, del Sumak Kamaña, como dirían los aymaras, cuántos de nosotros creadores, escritores y gestores culturales, estaríamos interesados en concretar el proyecto de una sociedad bio-diversa y pluricultural para un tiempo nuevo; la sociedad comunitaria de un hombre planetario superando el siglo de defunción de la rosa, -remitiéndonos al gran poeta ecuatorial Carrera Andrade-. Y, en ese marco, cuál puede ser el rol del poeta para satisfacer esa sensibilidad, ese placer y esa responsabilidad de escribir y de soñar PALABRAS PARA UN TIEMPO NUEVO y UN NUEVO ESPACIO para aportar a crear y alimentar con los pueblos y culturas del Ecuador del avenir, otros mitos, nuevos rituales y cada vez más, nuevas y diversas geo-poéticas equinocciales.

Diego Velasco Andrade.     Quito, agosto 2012

viernes, 7 de septiembre de 2012

ENTRE TU Y YO, CABRA Y PASTOR EN LA BIBLIOTECA DE EIVISSA

Bona nit a tothom! Moltes gràcies per l’assistència a aquest esdeveniment de presentació del llibre de Gereon. I moltes gràcies a l’Ajuntament d’Eivissa per acollir-nos aquesta nit i en aquest lloc. Però personalment moltes gràcies a Fanny Tur qui des de qualsevol lloc de les seues funcions en els darrers anys s’ha anant convertint en un còmplice perfecte per a que molts dels esforços editorials puguin ser presentats. Repeteix, moltes gràcies. I ara, directament a la qüestió d’aquesta nit...


Gereon Janzing
¿La utopía es una piel, un envoltorio, una marca registrada o una afrenta?. Creo oportuno comenzar con una pregunta similar a esta la presentación del poemario Entre tú y yo, cabra o pastor, de nuestro entrañable amigo, así como activista pro natura Gereon Janzing, que ha encontrado en la actitud afrentosa de versificar sus opciones de vida en idiomas que no son suyos pero de los que intenta su dominio. Es tanto el valor que le da a la vida, lo mismo que sembrar el trigo, una patata o una cebolla y sentarse a mirar su nacimiento, crecimiento y reproducción y luego auto dibujarse una sonrisa perenne similar a un orgasmo permanente, de la misma manera es como ha comenzado a tratar la siembra, el crecimiento y la reproducción de sus versos. Lo que pasa, es que como todo lo que existe, es el medio natural el habitáculo en dónde una cosa orgánica puede ser digerible y otra no, pero los ciclos de la vida son también reales, aunque la utopía, como lo he dicho antes vuelva a ser uno de los actos incluso más ignominiosos.
También podría preguntarme si la poesía publicada en este libro cumple en rigor lo que una benevolente crítica literaria puede decir, está bien Gereon, sigue adelante, como no es tu idioma las cosas se pueden mejorar, entonces estamos condescendientes y premiamos el esfuerzo. O bien podemos decir, esto no es poesía, hay errores y pasamos de condescendencia al rechazo. O bien juntarnos al común y rutinario deseo de repartir enhorabuenas y palmaditas en el hombro del implicado o los implicados en cualquiera de las aventuras, de las que naturalmente poco o nada comprendemos. Y todo esto está bien, cualquiera que sea la actitud, se hace necesaria, aunque la validez no sé si incluirla. Por eso es que me hago la pregunta inicial, pero también podría cambiarla por otra. ¿Es la utopía una realidad?, y si lo es, entonces dejaría de ser utopía. Y si no le es, entonces nunca existiría y pasaríamos a ser únicamente partes de un todo fragmentado, en el cual no sabemos con qué pie levantarnos, y peor aún que piel utilizar para no ser devorados por todas las circunstancias, que la mayoría de veces se muestran apuntando hacia un acantilado.
Y mientras pensaba en estas preguntas, y teniendo que referirme muy concretamente a la poesía de Gereon, y más exactamente teniendo que inmiscuirme en el ciclo orgánico del nacimiento del libro ENTRE TU Y YO, CABRA Y PASTOR, lo que pensaba decir es que efectivamente el uso y apropiación del lenguaje, del idioma castellano por parte de su autor está en un proceso, aquel que hablábamos de la apropiación y efectivamente existen muchas formas de decir, aunque no necesariamente lo estén bien dichas, pero lo he pensado mejor y no me referiré al uso, abuso o mal uso de ningún lenguaje, peor aun cuando quien lo hace, es alguien que se atreve, NO con un solo idioma sino con 5, 10, 15, no sé cuántos idiomas, dialectos y canales expresivos es capaz de tener en sus registros Gereon, y si, lo hace con gran destreza. Y no voy a referirme a este tema porque total, tampoco quien debe hacerlo bien no lo hace. Y es que una cosa es que Gereon diga por ejemplo: “Voy bailando todavía/ Con bastante alegría/ Mi melena con la lluvia/ Queda lisa pero rubia/ Luego antes de que pierda mi control/ Hace sol” Y que guste lo que dice. Y otra cosa es que un periodista de TVE diga y diciendo redunde: “A priori, por el momento” o que sigamos subiendo para arriba, entrando para adentro, saliendo afuera, o que un periodista deportivo diga que se anuló un gol por fuera de juego, cuando no se puede anular nada que no se ha decretado. Y para resumir, lo que quiero decir que si, el uso del lenguaje, la belleza de cada lenguaje, tiene la poesía como cometido primordial, pero también quiero decir, que importa mucho la capacidad de trasmitir las emociones, y creo en la segunda consideración encontré el justificante para esta publicación. Y dicho esto, lo que quiero decir, y ya para redundar que acompañar a Gereon en el alumbramiento de su segundo poemario me ha llenado de alegría y comparto con su autor esta tarde en que presentamos más que un libro, una parte vital de la vida de Gereon Janzing, y sus vivencias en Ibiza, de las que se muestra generoso y nos comparte en esta publicación

Muchas gracias
Efrain Espinoza
Ibiza, 06/09/2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

GEREON JANZING PRESENTA SU POEMARIO EN LA BIBLIOTECA DE EIVISSA

“Me interesan opiniones
También si hablas algo sobre mí
Con todas estas proyecciones
Revelas algo sobre ti”
Gereón Janzing


“Intento de bailar flamenco
Y de hablar en ibicenco
Me caigo a nariz y pecho
Y fracasar es mi derecho
Si para ti es un tabú
Hazlo tú”
Gereón Janzing

El poeta Gereón Janzing (Aquisgrán - Alemania, 1.963) y residente en Ibiza presenta su segundo poemario publicado en la isla ENTRE TU Y YO, CABRA Y PASTOR (Depósito Legal I-103-2012). El evento se celebrará en la Biblioteca Municipal de Eivissa el jueves 6 de septiembre a las 20.30 horas. Entrada Libre.
El libro publicado por la Asociación Zero´s Publisher es el segundo del autor, el primero fue: Un brujo, un ajo, un melocotón, en 2010. La presente edición de 92 páginas es un esfuerzo del autor de familiarización con el idioma, pero ante todo es un canto por las plantas medicinales, anécdotas y su vivencia cotidiana, de la que como actor pro natura ha optado como forma de vida y actitud, su amplia implicación con una forma de vida amigable con el entorno, y manifiestamente en contra de formas de vida degradables.


PRESENTACIÓN DEL POEMARIO
ENTRE TU Y YO, CABRA Y PASTOR
AUTOR: GEREON JANZING
JUEVES 6 DE SEPTIEMBRE 2012
BIBLIOTECA MUNICIPAL DE EIVISSA CAN VENTOSA 20.30 h
ENTRADA LIBRE

LA COSMOVISIÓN ANDINA ECUATORIAL EN EL CLUB DIARIO DE IBIZA

DIEGO VELASCO SUSTENTARÁ UNA CHARLA EN EL CLUB DIARIO DE IBIZA
MARTES 25 DE SEPTIEMBRE 2012 20.30 h



LA COSMOVISIÓN ANDINA ECUATORIAL Y SU RELACIÓN CON LA IBERIA PRIMORDIAL: EL MITO DE QUITUMBE, UN MITO QUITU KARA-IBERO
PRESENTACIÓN A CARGO DE:
GABRIEL TORRES CHALK Profesor y coordinador de la UNED de Eivissa
EFRAIN ESPINOZA Asociación Zero´s Publisher de Eivissa
CONTENIDO DE LA CHARLA:
El Quitumbe Ñan o Miñu Manta es un camino iniciático, físico y simbólico definido por el mítico Quitumbe fundador de Quitu y maestro de las tierras ecuatoriales antepasado ancestral de los andinos australes.
El camino del Quitumbe Ñan es un sistema complejo de caminos y rutas geodésicas, opuesto y complementario al mítico camino de Wiracocha llamado Kápak Ñan. Solo a través de disciplinas como la semiótica, la hermeneútica, la geobiología y otras aproximaciones al territorio y el estudio simbólico además de la cosmovisión andina ecuatorial, como matriz no ideológica ni antropocentrista de comprensión lo podemos caracterizar, seguir y en especial poner en valor para los caminantes luminosos de este nuevo tiempo.
El camino ha sido estudiado durante por lo menos una década por Diego Velasco y es una parte de la tesis doctoral en la Universidad de Lovaina Bélgica a partir del mito fundacional ecuatorial de Quitumbe atribuido al jesuita italiano Anello de Oliva en el siglo XVI, y tomado de un quipucamayuc aymara llamado Catari, y ha sido y es considerado un mito de carácter quiteñista oponiéndolos a otros de carácter cuzqueño y es materia despreciable por parte de los historiadores del oficialismo y a la historia light en el Ecuador.

MARTES 25 SEPTIEMBRE 2012
HORA: 20.30 h
CLUB DIARIO DE IBIZA
ENTRADA LIBRE

domingo, 4 de marzo de 2012

La diosa les ha sido esquiva, quizá porque no tenían un Llaüt hecho de versos como el de Efraín Espinoza

Los viajes de Efraín Espinoza en busca de sus ninfas


Arturo Prado Lima

¿Qué clase de poesía es esa que no salva a los pueblos y a las naciones?, se preguntaba el poeta polaco Czoslab Milosz, en los tiempos en que su natal Polonia era invadida por otras potencias y no la dejaban asumir su propio destino. Entonces el poeta se rebelaba contra aquellos bardos que escribían una trama de falsedades oficiales, una cancioncilla de borrachos que pronto cortaran la cabeza. La poesía para él era el arma para arrojar a los invasores de su patria, la llave para abrir los candados de las prisiones, los elementos para construir la nueva nación en donde vivir en paz.
Walt Whitman se sirvió de sus palabras, de sus versos, de sus hojas de hierba para profundizar en el sentimiento norteamericano y para sentirse inmenso, de tal calado que todas las contradicciones cabían en él.
Ernesto Cardenal fabricó un nuevo rostro de Cristo en la isla de Solentiname, y dejo nítido y real en rostro de un indígena misquito. Azuzó a la rebelión total pero también escribió una plegaria para Marilyn Monroe, esa muchachita que sus padres abandonaron en un convento y que se soñaba desnuda frente a una gran multitud, la que explotaba La Fox y se llenaba de alcohol y pastillas.
Roberto Guarros nunca dudo de que la poesía fuera para él un bisturí con el que cortaba la barriga a la realidad para buscar en su interior los elementos que le hacían falta para comprender al mundo y comprenderse así mismo. La poesía tiene peso propio, decía.
Efraín Espinoza hace de la poesía una Llaüt, una pequeña embarcación con la cual se hecha a la mar, que es una forma de internarse en uno mismo, en donde duerme y despierta bajo unos horizontes turquesa que lo empequeñecen día a día mientras no encuentra su propio pulso para romper las barreras que lo separan de su propio ser. No es más que una huida de la temporalidad, la constante suprema del ser humano. Atravesando el Atlántico, divisa el horizonte turquesa, el azul de los incas, y sueña ilusiones turquesa que lo arrastran por otras dimensiones cósmicas que no habrían sido posibles sin esta travesía de luz.
A ratos despierta circulando en redondo en el Atlántico bajo una pertinaz tormenta. No se conforma con mirarla, sentirla, sino que se convierte en tormenta el mismo poeta. Sabe que la tormenta es poesía inédita que cae diariamente sobre los océanos internos del mundo. Entonces la tormenta es poesía, el poeta es poesía, los mares son poesía, el Llaüt es poesía. Y en estas condiciones no puede haber firmamento, la inmensidad y la universalidad no caben bajo un firmamento, pero si caben en su temporalidad, en su ser, en su poema.
“Aquí el viejo Whitman no tiene historia”, nos dice el poeta. El se reinventa a cada momento. Como las olas. Estas se elevan en inmensos alborotos. Son como la superficie del poeta: convulsas, fuertes, sin forma, sin historia. La búsqueda de Efraín por tanto no está en la temporalidad de las olas, sino en el interior de los mares, donde la calma es densa, donde está el centro de si mismo y que salir a la superficie, no intenta calmar las olas, solo sale a depositar sus palabras turquesas en el alma de los demás buscadores de ninfas, temporales como ellos, olorosos a sal marina, que deambulan por otras embarcaciones sin encontrar su destino.
La metamorfosis no termina allí. El poeta se convierte en ola. La ola en mar, el mar en ninfa, la ninfa en deseo, el deseo en lujuria, la lujuria en trascendencia. Y he aquí que nuestro poeta está alerta con su red para atrapar lo que en la red caiga para construir con lo hallado esta poesía que hoy degustamos.
En la isla donde ha atracado Efraín también hay ninfas. Salen de las cuevas, de la oscuridad, y porque no, de las discotecas, de los bares. Pero esas ninfas no son las que persigue. Esas son las que crecen en la superficie de ellas mismas. No vienen del fondo, del centro inmóvil en que la cotidianidad gira sin cesar. Viéndolas, el deseo se alimenta de ellas y de sus muslos nostálgicos, de sus labios tibios del amanecer, de sus pezones salados y sus curvas cósmicas del tamaño de sus propios deseos. El deseo desembarca y él siente las vibraciones circunstanciales del instante más corto, auque estallen los volcanes del recuerdo y los cráteres agranden las grietas de la memoria. Pero Efraín ha llegado y ha encontrado su cueva. Y es allí donde ondea su bandera de pirata.
Ha llegado a la isla a descubrir lo cotidiano, que ahora es de color turquesa. Aquí se puede hacer poemas con la lava de los volcanes y con las olas de los mares. Para aprender a mirar como ahora mira el poeta, a saborear como ahora saborea, a oír como ahora oye, a tocar como ahora lo hace, tuvo que hacer este viaje, aunque no era necesario. Todo estaba allá. Todo está acá. Todo está en presente, conjugándose continuamente, fermentándose para la celebración de la vida.
Ahí está. Ha venido a seducir a las diosas de las cuevas. Es decir, a seducir a las diosas palabras, pues cada palabra que Efraín incrusta en un poema se convierte en puente por donde la idea de la eternidad pasa sin problemas, sin caer al hueco de la historia. Pero en la isla no está solo. Hay marineros y aventureros de todo tipo. Y aunque no sean capaces de ver la cotidianidad de color turquesa, están allí. Hay otros que no han llegado. Se han embarcado en pateras y han decidido buscar a su ninfa. Pero la mayoría ha naufragado en las costas europeas y de Estados Unidos. Otros buscadores de diosas han sido embodegados en instalaciones militares y, y después de clasificar sus emociones, su color, sus dioses, los han devuelto a sus países de origen. La diosa les ha sido esquiva, quizá porque no tenían un Llaüt hecho de versos como el de Efraín Espinoza.
El poeta piensa que todas estas circunstancias ocurren fuera de él. Pero no. Todo está ocurriendo en su interior, en su ser íntimo. Donde la lava de sus propios volcanes recalienta la pasión y lo lanza en busca de inocentes lujurias que lo llevaran, seguramente, a otra parte. Al otro lado de su propio destino.
Efraín es uno de aquellos que pintan la realidad sobre un lienzo hecho de fantasías. La imaginación desborda las metáforas sin desbordarse él, convencido de que la temporalidad también se puede plasmar en un instante de eternidad, ese mismo instante que hace de este proceso creador la fuente de sus poemas más profundos, pero también el cuerpo del delito que causa malestar a las élites de la isla.
Como Becquer, nuestro poeta ha hecho stop, el símbolo libertario de otras décadas, y sin perder la brújula de su destino ha emprendido su particular aventura y ha sobrevivido a ella. La ha hecho suya para obtener mejores vibraciones corporales, aunque después haya tenido que pagar un precio por ello, bailar con una ninfa desnuda, aun y a pesar de la carga sacramental que solemos llevar dentro los latinoamericanos.
Pero las Ninfas de Espinoza tampoco son vulnerables al acecho de la cotidianidad. De hecho también envejecen. Ellas se gastan las palabras en una sola cena, y sin palabras ya, intentan ver en la oscuridad, y al sentirse en el fondo, extraviadas del mundo de los mortales, se arriman humildemente a Efraín Espinoza y se suman a su discurso silencioso, fugas y eterno donde nada había que comprender porque el discurrir del tiempo es imperecedero y el olvido suele meterse por todos los poros de las ninfas y de los poetas.
En aquella isla, el poder de la poesía se impone, hasta el hecho de inventarse uno mismo y de mil maneras. Despierta el sinsentido y la ilusión de que las ninfas están en todos los árboles y que sus huellas están frescas desde al baño al dormitorio. Y ese “En todas partes” es donde también se encuentran seres que no necesitan amar sino ser poseídas por la luz. ¿Son acaso estas criaturas las que han alcanzado la iluminación, las que ya han cruzado en océano su Llaut y han regresado a la cueva a prestarnos su luz, y a seducirnos?
Ya por último, vemos al poeta asumir la eternidad, y lo hace a través de la mirada de su madre en donde viven todas las épocas, todas las edades del universo, donde la eternidad es parte de la temporalidad y viceversa. La mirada de la madre es su mirada, y la lleva en los bolsillos, en el alma:
“Su mirada viene en forma de deseo
Y huye en forma de ciudad
Ya convertida en civilización”, nos anuncia el poeta.
Aquí lo tenemos pues, borrando la delgada línea entre la realidad y la fantasía. Borrando fronteras geográficas con sus palabras y sus ninfas turquesa, consiente o inconsciente de que está enseñando caminos, prestando lámparas para transitar por el interior de las cuevas, facilitando llaves, como Milosz para abrir las puertas de las prisiones portátiles que llevamos dentro.
Aquí lo tenemos, como Ernesto Cardenal, moldeando el rostro de un nuevo Dios. Como a Juarroz, con bisturí abriéndole la barriga a Europa para descubrir sus más hondos secretos. Una vez echado a la mar, ya no hay miedo al naufragio. Ha llegado a Ibiza y ahora es su corriente subterránea desde donde lee y escribe y poetiza la cotidianidad de todos los días para dejar testimonio de que existe otra manera de sobrevivirse a uno mismo sin entra a formar parte de la memoria de las heridas.

lunes, 13 de febrero de 2012

Desde el Llaüt de Efrain Espinoza en la temporalidad de su voz

Desde el Llaüt de Efrain Espinoza en la temporalidad de su voz
Por ANTONIO VIDAS
Palma de Mallorca 2011
De turquesa viste su temporalidad, nos dice el poeta "ultramarino" Efraín Espinoza (1963), el riobambeño que un día tomó las brújulas de su destino y puso andar montaña arriba del mar, su llaüt de versos.
Desde mi Llaüt (2011), libro publicado por Zero’s Publisher, que se suma a la colección en homenaje al nacimiento del oriolano y universal Miguel Hernández, es a su vez, un punto de espuma en la estela bibliográfica de este poeta andino, de quien se dice, integró a principios de los noventa del siglo pasado en Quito, la Red Cultural Imaginar junto con Makarios Oviedo, Fabian Vallejos, Bolívar Flores, Pedro Herrera, Elsy Santillán y otros. De ese tiempo chulla de su juventud tenemos: Sonora complicidad nocturna (1994), De Uvas y Evas (1995).
Pero fue a su salida del país, punto de partida en 1996, que emigró a Londres, donde estudió inglés, diseño gráfico y fotografía, además de dirigir diversas encomiendas públicas latinoamericanas donde fue redactor en la revista Diáspora y Crónica Latina. De ese tiempo londinense es su Goznes itinerantes (2000), Incrustaciones (2001).
Posiblemente estamos asistiendo ante una de las primeras soledades fósiles que emigraron. Porque fue a partir de 2001 que, el poeta, viento en popa, dejó las neblinas inglesas para trasladarse, no a un mar pacífico, sino "a uno más mediterráneo". Hablamos de la isla de Ibiza, (España), donde ancla para quedarse y trabajó en periodismo para el diario El Mundo y de corresponsal para Baleares sin Fronteras, tanto para Ibiza y Formentera, y donde su mano hace eco de las actividades culturales ecuatorianas dentro de Europa. De ese tiempo es su No pude salir de este poema,(2006).
Poeta y editor que ha asistido a conferencias y seminarios internacionales, una última que tuvimos la suerte de verlo en Formentor (Mallorca), y también por Sevilla, nos demuestra la labor incansable de este autor que se ha levantado sin ayuda de nadie, de las cenizas como el Fénix. Pero ahora nuestro asunto es hablar silenciosamente de la intemporalidad de su voz. Entonces dijo:
"no existe el firmamento
solo un apacible mar
el mar que soy yo mismo
el mar en el que me he convertido".
Pero entonces el mar de su cuerpo se hace intemporal, el mar de su piel
no tiene límites y busca orillas donde identificarse o integrarse. Dice exultante:
"Estoy en la isla de los Bienaventurados". Hermosa metáfora de "aquellos cráteres que nadan a veces en una ola sin sentido", refiriéndose tal vez a su equinoccial. Porque...
"al mudarme de montaña a isla
pude abandonarme en su inercia".
Una inercia que "vestido de cueva", le hizo descubrir el mundo de sueños mágicos y lo seres que habitan la isla de Ibiza, su "Diosa", que paganamente la posee a través de pinares, en una orgia ceremoniosa y ambigua, adentrándose con certeza como el dios-hombre que, en su cotidianidad azul, tornará en una metamorfosis su vida y sus pensamientos actuales. Ahora es el bardo del puerto, aquel runa amauta que sufriera un dolor colonial, inflándose de orgullo el poncho como Andrés Toapatauchi, el runa de Imbaquí y los sueños de Gustavo A. Jácome. Hasta aquí su primer canto.

En su segundo canto, jubiloso él, "cada vez que el sol enfermaba de ocaso", nos anuncia sus procesos de conquista a través de sus deseos poéticos. Dice:
"A veces pienso que todo transcurre afuera
mientras por dentro siento que la lava reclama su cráter".
Otra vez presente el pasado. Y es entonces que...
"las ninfas dejan sus coros y se vuelven lejanas imposibles. "He aquí la derrota temporal.
"Interpreté mi partitura", nos dice en su tercer canto, afianzándose a su Llaüt, explora las márgenes, las concavidades del mar con una suerte de sal melancólica, porque.."en pocos años
he mudado también mi apariencia a una más marina,
así estoy
navegando y atracando
en cualquier pecho, en cualquier ninfa
he comenzado a entender
que habito en una isla encantada
que soy un corsario
que soy yo mismo mi propia divinidad
que soy mi propio pasado y mi futuro
o lo que es lo mismo
mi propia inexistencia
porque el pasado lo ha sido siempre".
Una vez más continúa la historia en su cuarto canto, aquel poeta de "unas botas de goma protegían la fatiga de unos pies", transeúnte, consigue flotar en sus cumbres deseando integrarse en "la inscripción sin rostro de sus pechos".
Un asunto irremediable quiere trastocarse en su quinto canto la noche que se abandonó entre dos potencias poéticas como Lorca y Hernández, distantes en estilo, pero hermanados por una misma identidad con la angustia del pueblo, se torna reflexivo a través de sus versos y en ellos condiciona su mundo náufrago en los brazos de la isla. Porque "Aquí desde la orilla nadie sabe el lenguaje".
Ya en su sexto canto, la poesía toma tintes de realidad de un pasado juvenil a través de las calles, en un día común de la isla, concurriendo extraño en que "solía dejar la cabeza por encima de otras". Bella y colérica filosofía eso de "¡Aquí estamos todos los que queríamos otro mundo!". Seguro hay una trama con una grafitera hippie que le cuenta el pasado mientras las invenciones y los proyectos de interés engullen el paraíso.
En su séptimo canto, intenta descifrar la sicología de la gente en torno a la personalidad íntima y azul de la isla, la copa y la tertulia va acentuándose en un "barrio imaginario", diríamos que Efraín es un poeta observador que estudia con perspicacia todo detalle o causa de emoción que aflora en el paisaje, si lo es, dentro de una taberna, en un bar de sueños donde:
"una vida objetiva y por objetiva: redonda,
como son redondas las conversaciones rescatadas de entre
el ruido de una cafetería".
En el canto octavo, nostalgia y despedida por alguien que se torna en espíritu de estación solar. Dice:
"Nadie estuvo
cuando ella encontró sus velas de alta mar".
Lo mismo sucede en canto noveno; pero él que es dios-hombre, ahogado en su placer marino, recurre a otros paisajes y no a la ideologías, extrañando a aquél que "regresó a su mundo con sus costumbres. ¿Podríamos hablar de un deseo patrio a sus orígenes?.
No. En su canto décimo nos devela que
"Hizo auto stop
no había perdido la brújula de su destino."
Hasta que...
"Llovía y llovía
hasta que al amanecer
el sol huía sin protección".
En su anclaje transitorio, prefiere la primavera como dilucidación, pero le tientan los estados otoñales como conclusión de vida. Lo atestigua su onceavo canto, cuando..
"No le quedó más que mirar desde su ventana
porque el mar lo había dejado inmóvil."
Período de inminente embarcación en su doceavo canto, era "la palaciega soberbia de la vida".
Las velas rugen y la calma turquesa se ve amenazada y llama a la desintegración de su temporalidad porque "nos descubre hablando eternos silencios."
Su treceavo canto admite ese estancamiento interior, encajonado en su propio puerto, la jovialidad de sus deseos imaginan la "llegada del otoño para dejar a sus ramas vestirse de palabras" y, siguiendo su catorceavo canto en que la metáfora amorosa después de un acto de amor y en que "mientras sus ojos colgaban de un cielo de estrellas", acosado por la duda que es portadora del horizonte, desatará la conclusión en que "ninguna brújula se detendrá por mí".
Asombra el destellante desencanto del amor con "una nostalgia clavada en el entrecejo" y en que por "las noches dejaba que el erotismo fallezca en su más puro esplendor". Contraposición de una muerte vigorosa. El mar de su cuerpo ya no batalla con sus orillas ni se aisla, se hace isla...
El redundante juego visual de sus últimos cantos, dirigido a su madre, todas las cosas envolventes de ternura, de lo justo y perecedero cuando confiesa que
" lo único que existe es su mirada
que lo primero que miré fue su mirada".
Porque...
"Le dio por escribir
por inventar o inventarse
desde el reflejo turquesa donde lucía sus barbas
hasta que el verso sin rima
que le pudo levantar de entre las olas
como un velero de madera
apenas sosteniéndose a flote en forma de nave
para ser el mismo
el aguacero de la tempestad
y la oscuridad de la noche".
Los cantos narrativos en que navega su Llaüt, sostienen una voz de unicornio, a veces apesadumbrada y optimista, una variedad altruista y desolada, unísona que intenta decirnos en un movimiento de olas la temporalidad de un lugar, adueñándose del ritmo climatológico y de los sueños y las historias cotidianas y fantásticas en que convergen. La forma desfigurada de las estrofas que invitan a dibujar a un hombre que se sentó frente al mar, el mar que hizo suyo, pero que resulta de un ambiente calmo.
Cierto es que hizo de la isla su identidad pitiüsa; un pescador de versos que a veces lanza botellas con mensajes de mar al Pacífico....
Cierto que la temporalidad en nosotros es fija, que los oleajes serán mirados por otras temporalidades que se explayan en el futuro, pero seguro que la intemporalidad de su voz, la de este poeta ecuatoriano, seguirá combatiendo calmo en los oleajes del recuerdo que caminan con los hombres. Entonces, su Llaüt será abordado por otras voces.