Los poemas recibidos en cronicalatina@gmail.com hasta las 23.59 h del 30 de junio serán precalificados para participar en el concurso. Debido a la gran cantidad de poemas recibidos, los concursantes serán comunicados durante los meses de julio y agosto de la aceptación de sus trabajos para participar en el concurso. Todos los poemas que cumplan los requisitos serán aceptados. Durante el periodo de recepción de los trabajos la organización no ha mantenido contacto con los autores, tampoco ha contestado ninguna información solicitada por más de un autor, ni se ha notificado de la recepción de los trabajos. Pedimos disculpas por este inconveniente pero intentamos mantener la transparencia para la valoración final. Los poemas aceptados a concurso serán avisados a sus autores.
martes, 30 de junio de 2009
lunes, 15 de junio de 2009
La venezolana Delia Rengifo con su poema ‘El abrazo de la despedida’ gana el I Premio Internacional de Poesía, Eivissa 2.008
CRÓNICA LATINA.- Ibiza 15 de junio 2.009
El abrazo de la despedida
Padre:
hoy, he venido a buscarte
al lugar de las ausencias
he llegado con el alma envuelta
en una mantilla de enredaderas
bordada con hilos de oro
y color de la infancia.
he traído en mis manos la luz del alba,
quería devolvértela, para que alumbraras
a los ángeles, el camino largo y ancho del infinito,
la habías olvidado, cuando saliste sin mi permiso,
a buscar árboles de humo blanco
por las veredas del tiempo.
Caminé despacio hacia tu estancia,
inventando una fábula que deseaba contarte,
y quería ayudarte a destejer la urdimbre
de la estación de otoño, colgando imágenes libres
y sueños antiguos en las paredes de tu Casa Grande.
Esperaba encontrarte
distrayendo en tu hamaca tejidos de seda,
y aquellas saudades de tu antigua aldea,
por donde volaban mariposas de vidrio,
cabalgaban potros zainos y caballos rucios,
y las nubes corrían detrás de la luna,
y los árboles rasgaban la noche
buscando la sombra y el canto de grillos noctámbulos.
Caminé despacio hacia tu estancia,
allí estaban tus trajes de lino
y de casimir inglés,
las corbatas de seda, aún olorosas
a fragancias de ayer y de siempre
con la imperturbable huella de Rogger & Gallet.
Exhibían nudos de soledades blancas
y coqueterías geométricas,
invitando a buscar nuevos dueños.
Los zapatos en fila impecable,
lucían el orgullo de una noble piel
que ansiosa esperaba a otros pies.
El sombrero gris, lucía como nuevo,
pero, aún tenía la moldura de tus cabellos.
La almohada guardaba una tibia huella
de azul esperanza.
Y en aquella estancia
donde yo jugaba cuando era una niña,
donde me abrazabas, y llenabas mi alma de besos,
encontré, solamente el aire, que estaba vacío de tu ausencia,
y en aquel espacio, tantas veces santo,
quedaba la esencia, quedaba el perfume de tus santos pasos.
Y el alma se me fue llenando de tristezas.
Padre:
hoy he venido a encontrarte y a rezar a tu estancia,
y traigo el abrazo de la despedida que no pude darte,
aquella mañana fría y desgastada de un ingrato
La venezolana Delia Rengifo con el poema ‘El Abrazo de la Despedida’ se convierte en la primera ganadora del I Premio Internacional de Poesía, Eivissa 2.008. Tras una segunda valoración de entre ocho poemas que han conseguido una mención, el jurado compuesto por el poeta español Gabriel Torres Chalk, la novelista ecuatoriana Elsy Santillan y la poeta peruana Sofía Buchuck, finalmente falló por el poema ‘El abrazo de la despedida"
Para Gabriel Torres Chalk "El abrazo de la despedida" convoca un tono confesional estructurado a través de un apóstrofe lírico – el padre – que circula desde y hacia un sofisticado concepto de ausencia. Es cierto, la ausencia es un lugar, es un espacio que nos habita y a veces nos transforma. El tejido poético se articula en la conexión entre lo individual y lo universal cuya voz íntima nos invita como lectores a compartir la memoria, el recuerdo. "El abrazo de la despedida", por tanto, tiene la gran virtud de hacer tangible el recuerdo. Pero no sólo para el sujeto lírico, sino también para el lector. La sutil utilización de los adjetivos apunta hacia una extraordinaria sensibilidad que no se deja invadir por el sentimentalismo, sino que encuentra el equilibrio adecuado para mantener el trazo y el gesto en el dibujo de un gran momento, la resurrección del recuerdo en el poema. Esa es la magia de la poesía: hacer presente la ausencia".
La ganadora del premio de nacionalidad venezolana y con residencia en Caracas se había presentado al concurso con el seudónimo María del Socorro, y además ha presentado otros cuatro poemas: ‘Una antigua nostalgia’, ‘Yo soy árbol’, ‘Soy América’ y ‘Canto Negro para Simoncito Bolívar’, pero ninguno de ellos había obtenido mención.
Para Gabriel Torres Chalk "El abrazo de la despedida" convoca un tono confesional estructurado a través de un apóstrofe lírico – el padre – que circula desde y hacia un sofisticado concepto de ausencia. Es cierto, la ausencia es un lugar, es un espacio que nos habita y a veces nos transforma. El tejido poético se articula en la conexión entre lo individual y lo universal cuya voz íntima nos invita como lectores a compartir la memoria, el recuerdo. "El abrazo de la despedida", por tanto, tiene la gran virtud de hacer tangible el recuerdo. Pero no sólo para el sujeto lírico, sino también para el lector. La sutil utilización de los adjetivos apunta hacia una extraordinaria sensibilidad que no se deja invadir por el sentimentalismo, sino que encuentra el equilibrio adecuado para mantener el trazo y el gesto en el dibujo de un gran momento, la resurrección del recuerdo en el poema. Esa es la magia de la poesía: hacer presente la ausencia".
La ganadora del premio de nacionalidad venezolana y con residencia en Caracas se había presentado al concurso con el seudónimo María del Socorro, y además ha presentado otros cuatro poemas: ‘Una antigua nostalgia’, ‘Yo soy árbol’, ‘Soy América’ y ‘Canto Negro para Simoncito Bolívar’, pero ninguno de ellos había obtenido mención.
Padre:
hoy, he venido a buscarte
al lugar de las ausencias
he llegado con el alma envuelta
en una mantilla de enredaderas
bordada con hilos de oro
y color de la infancia.
he traído en mis manos la luz del alba,
quería devolvértela, para que alumbraras
a los ángeles, el camino largo y ancho del infinito,
la habías olvidado, cuando saliste sin mi permiso,
a buscar árboles de humo blanco
por las veredas del tiempo.
Caminé despacio hacia tu estancia,
inventando una fábula que deseaba contarte,
y quería ayudarte a destejer la urdimbre
de la estación de otoño, colgando imágenes libres
y sueños antiguos en las paredes de tu Casa Grande.
Esperaba encontrarte
distrayendo en tu hamaca tejidos de seda,
y aquellas saudades de tu antigua aldea,
por donde volaban mariposas de vidrio,
cabalgaban potros zainos y caballos rucios,
y las nubes corrían detrás de la luna,
y los árboles rasgaban la noche
buscando la sombra y el canto de grillos noctámbulos.
Caminé despacio hacia tu estancia,
allí estaban tus trajes de lino
y de casimir inglés,
las corbatas de seda, aún olorosas
a fragancias de ayer y de siempre
con la imperturbable huella de Rogger & Gallet.
Exhibían nudos de soledades blancas
y coqueterías geométricas,
invitando a buscar nuevos dueños.
Los zapatos en fila impecable,
lucían el orgullo de una noble piel
que ansiosa esperaba a otros pies.
El sombrero gris, lucía como nuevo,
pero, aún tenía la moldura de tus cabellos.
La almohada guardaba una tibia huella
de azul esperanza.
Y en aquella estancia
donde yo jugaba cuando era una niña,
donde me abrazabas, y llenabas mi alma de besos,
encontré, solamente el aire, que estaba vacío de tu ausencia,
y en aquel espacio, tantas veces santo,
quedaba la esencia, quedaba el perfume de tus santos pasos.
Y el alma se me fue llenando de tristezas.
Padre:
hoy he venido a encontrarte y a rezar a tu estancia,
y traigo el abrazo de la despedida que no pude darte,
aquella mañana fría y desgastada de un ingrato
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