El texto que se acompaña corresponde a las impresiones del poeta tzántzico ecuatoriano Raúl Arias, y que ha sido publicado en el blog K-oz, que lo dirige Diego Velasco. Consideramos importante el debate, una actitud ineludible.
GONZALO ROJAS: EROTISMO, ORGASMOS Y PREMIOS
Por Raúl Arias*
El poeta chileno Gonzalo Rojas fue entrevistado por Augusto Rodríguez para la revista de arte y literatura No. 6 de El quirófano. Las opiniones de Rojas sobre el erotismo, los orgasmos y los premios literarios me inducen a comentar y dar mis opiniones sobre estos temas. A la pregunta de A. Rodríguez: ¿Se considera un poeta que escriba sobre erotismo?, Rojas responde: Yo no soy un poeta erótico. Yo escribo desde la palabra para exaltar el cuerpo. El poeta español Cernuda escribió una vez: Hay cuerpo, y eso es lo que hay.
Para mí el placer es algo sagrado. El parto es algo sagrado. El orgasmo es algo sagrado. Pero hay necios que creen otras cosas sobre el orgasmo, ese minuto bello y hermoso es para mí algo sagrado, repito. Hay otros poetas que escriben sobre erotismo, yo soy un poeta que escribe sobre el cuerpo.
En una entrevista ciertamente no se puede desarrollar todo lo que podría sobre un tema, salvo que sea una entrevista acordada para prolongarse todo lo necesario. Pero la entrevista a Rojas fue hecha por vía telefónica y eso creo que no permitió que el poeta chileno dijera más de lo que podemos leer en El Quirófano.
Para acercarnos a una apreciación de lo sagrado, yo diría que la vida misma debería considerarse sagrada. Mas en un mundo que irreverencia la vida y donde la violencia se ha entronizado por medio de los mecanismos del poder político y mafioso, la vida vale tanto como sucias mercancías que se manejan para enriquecerse y ubicarse en planos de superioridad sobre otros.
Para entender mejor las opiniones de Rojas y ligarlas a su poesía, selecciono dos poemas suyos: A unas muchachas que hacen eso en lo oscuro y La concubina. El primero es un poema moralista que rezuma un gran desprecio por las lesbianas:
...vívanse / la una a la otra en la sábana / perversa, y / áureas serpientes ríanse / del vicio en el / encantamiento flexible, total. Así, / equívocas doncellas, húndanse, acéitense / locas de alto a bajo… De ustedes se dirá / que amaron la trizadura. Nadie va a hablar de belleza.
¿Rojas niega el derecho al lesbianismo en las mujeres? ¿Por qué tanto moralismo en este poema? ¿Por qué el orgasmo no es o no puede ser “sagrado" entre ellas? También diríamos lo mismo para los homosexuales. Esta fobia de don Gonzalo no es explicable. El placer de las lesbianas y el de los homosexuales es detestable para el poeta Rojas, y exhibe un machismo acendrado y antiguo, que parece decir: sólo el amor heterosexual es válido.
El poeta Rojas escribe en La concubina: ... útero es útero y falo es falo, no hay / aura ni distinción, ni mucho menos Danza, / haces tu número / en la feria y te vas, todo es comercio de hombre / y de mujer, no hay pelitos recónditos y uno es todos sus animales / a la vez y por lo visto quién engaña a quién, ésta es la bestia / -tú y yo- que somos.
Aquí el orgasmo se ha convertido en producto de comercio de hombre y de mujer, y ha perdido todo el prestigio de “sagrado”, que con tanto énfasis promocionó en la entrevista.
Sobre la negación del poeta Rojas como “erótico” y su afirmación de que escribe “desde la palabra para exaltar el cuerpo”, basándose en el poeta español Luis Cernuda, tengo a la vista un excelente ensayo de Octavio Paz sobre las opiniones del poeta español. Se titula La palabra edificante y está en el libro Los signos en rotación y otros ensayos, de Alianza Editorial, Madrid, 1971.
Paz escribe de Cernuda: “En su mundo no reina el rostro, espejo del alma, sino el cuerpo. No se entenderá lo que significa esta palabra para el poeta español si no se advierte que ve en el cuerpo humano la cifra del universo. Un cuerpo joven es un sistema solar, un núcleo de irradiaciones físicas y psíquicas. El cuerpo es surtidor de energía, una fuente de “materia psíquica” o mana, sustancia que no es ni espiritual ni física, fuerza que mueve al mundo según los primitivos. Al amar a un cuerpo, no adoramos a una persona sino a una encarnación de esa fuerza cósmica”.
Esto, sobre el cuerpo. Ahora oigamos algo sobre el erotismo y el homosexualismo del poeta Cernuda. Octavio Paz escribe: “… se corre el riesgo de no comprender el significado de su obra si se omite o se atenúa su homosexualidad, no porque su poesía pueda reducirse a esa pasión –eso sería tan falso como ignorarla- sino porque ella es el punto de partida de su creación poética. Sus tendencia eróticas no explican a su poesía pero sin ellas su obra sería distinta. Su verdad diferente lo separa del mundo; y esa misma verdad, en un segundo movimiento, lo lleva a descubrir otra verdad, suya y de todos”.
Paz cuenta que Cernuda publicó Los placeres prohibidos, el segundo de los libros de su período surrealista, en 1930. “No los llama, como hubiera podido esperarse, placeres malditos”, expresa Paz. “Cernuda no se siente maldito: se siente excluido”.
Con esta valiosa información sobre el poeta español admirado por el poeta Rojas, sobran más comentarios.
Ahora vayamos a lo que dice Rojas sobre… LOS PREMIOS....
Augusto Rodríguez pregunta: Usted ha ganado el Premio Cervantes y es eterno aspirante al Premio Nobel, ¿qué opina de eso? G. Rojas responde: Pues que los premios son tonterías, no sirven para nada. No significan ni deben significar nada, me entiende. ¿Por qué no le dieron el Premio a Kafka o a Fiódor Miajilovich Dostoievski? Debería haber un premio que se llame Premio Kafka o Premio F. M. Dostoievski pero no lo hay. Son tonterías que la gente se inventa. Y lo que es peor es un riesgo porque confunden al lector o al resto. Ya se cree que por ganarlo tal escritor se es más importante… eso es mentira. Y claro, a los que no ganan no se los ve igual, puras tonterías que no sirven para NADA.
Lo que dice el poeta Rojas parece una negación a la validez de los premios. Sin embargo nunca ha rechazado ni un solo premio de los tantos que le han otorgado. Y los habrá recibido -supongo- satisfecho y gozoso. Por otra parte, dice: “debería haber un premio que se llame Kafka…”, etc. O sea, admite la existencia y validez de los premios. Es una contradicción, ¿no? Al fin, ¿deben existir o NO los premios?
Recordemos al escritor francés Jean Paul Sartre que rechazó el premio Nobel de Literatura en 1964. Germán Santiago nos informa en un artículo que “Sartre no fue el primero en rechazar el premio, ya que antes, en 1925, lo había hecho el irlandés George Bernad Shaw, pero fue tan contundente la respuesta del escritor francés, que le dejó poco tiempo a los miembros de la Academia Sueca para reaccionar. Dicen que Shaw, quien era esencialmente dramaturgo, lo rechazó porque lo tomó en broma, y Sartre, que era un filósofo, porque lo tomó en serio”.
fue la tríada que no terminó como decía Rafael Larrea "devorado por el sistema y con la cabeza reducida".. PUBLICADO EN:
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